I. INTRODUCCION.
Lo que hoy se conoce como enseñanza audiovisual, es la educación apoyada por máquinas tales como proyectoras, videos, computadores, etc. Esta pretende hacer de estos procedimientos un medio esencial que apoyen los métodos tradicionales de enseñanza. Se debe tener en cuenta la importancia de las características óptimas de las máquinas y los aparatos, preparar el espacio físico a utilizar, prever los obstáculos materiales y psicológicos que imposibiliten su utilización y elaborar reglas y consejos, sin los cuáles ningún resultado sería satisfactorio.
Es innegable que los medios audiovisuales permiten al educando, captar más de lo que es posible retener por medio de la voz, es por eso que se ha modificado la forma de entregar conocimientos. Sin embargo, la experiencia prueba que, es más difícil dar una excelente lección empleando la tecnología, que sirviéndose sólo de la palabra y del pizarrón.
II. DESARROLLO.
El aprendizaje entregado por los medios audiovisuales permite al educando captar más de lo que es posible retener por medio de la voz, ¿acaso no es más atractivo esta forma de enseñanza para ellos?
“Toda enseñanza es, indiscutiblemente, audiovisual: cuando se habla, se escribe o se dibuja en el pizarrón, cada vez que se incita a los alumnos a mirar, escuchar, observar o hablar, se da una enseñanza de este tipo” (Lefranc, Robert. 1980.)
Sin embargo, a lo que hoy se conoce como enseñanza audiovisual, es a la educación apoyada por maquinas tales como proyectoras, videos, computadores, etc.
Todo esto supone una pedagogía especial y nueva, de la misma manera que el empleo de estos procedimientos implica reglas, precauciones, adaptaciones, infraestructura y espacio. Con el fin de estudiar, científica y metódicamente, las condiciones y exigencias de esta pedagogía, y combinarlos con los métodos tradicionales.
Por otra parte, para que los resultados sean convincentes, es necesario preocuparse de la organización práctica y material de la enseñanza audiovisual; tratar de determinar, en primer término, las necesidades de los educadores y las cualidades indispensables de los aparatos y la infraestructura en su utilización.
A. Funciones de las imágenes en la enseñanza.
La importancia de las imágenes en los procesos de enseñanza/aprendizaje es notable en muchos aspectos:
Las imágenes resultan motivadoras, sensibilizan y estimulan el interés de los estudiantes hacia un tema determinado.
Facilitan la instrucción, complementando las explicaciones verbales con imágenes que facilitan su comprensión que contribuyen a la fijación de los contenidos.
Facilitan las comparaciones entre distintos elementos y permiten analizar con detalle las distintas fases de los procesos complejos.
Pueden simplificar o sintetizar realidades complejas.
Conviene asegurarse de que la recepción sea correcta y de que los alumnos tengan una buena audición
Hay que predisponer positivamente a los alumnos hacia la audición y situar el contenido de la emisión en el contexto de las actividades que se realizan.
Resulta interesante que los alumnos discutan después lo visto y realicen ejercicios complementarios que les permita integrar los contenidos aprendidos.
C. Medios utilizados
Este aparato es relativamente barato y muy fácil de utilizar que puede encontrarse en el comercio libre del país.
Resulta más manejable porque su peso y su volumen son más reducidos. Su emplazamiento habitual, para obtener imágenes grandes, estará a una distancia prudente de la pantalla de proyección.
2. Ventajas e inconvenientes que comporta su uso
Las diapositivas permiten proyectar sobre una pantalla imágenes grandes y brillantes.
Resultan especialmente útiles para las situaciones en las que se quiere dar soporte visual a las explicaciones mediante la presentación de imágenes fotográficas.
Las imágenes atraen la atención de los estudiantes y aumentan su motivación.
Exige el oscurecimiento de la sala de proyección, lo que dificulta la participación de los estudiantes y la posibilidad de tomar apuntes.
Se pueden emplear con cualquier tema y nivel educativo.
El proyector resulta fácil de utilizar.
3. Orientaciones y sugerencias para su uso didáctico.
Antes de empezar la sesión debe estar todo preparado, ajustar la ubicación del proyector para obtener la mayor imagen posible y el enfoque correcto.
Los alumnos se deben situar de forma que todos vean con claridad las imágenes proyectadas.
Durante la exposición conviene utilizar un puntero con el fin de dirigir la atención de los estudiantes a determinados detalles.
Como la pantalla atrae mucho la atención, conviene apagar el proyector al dar explicaciones complementarias que no tengan relación directa con la imagen.
Conviene estimular la participación activa los debates en el auditorio.
Resulta muy formativo que los alumnos preparen diapositivas sobre determinados temas y preparen exposiciones orales para presentarlas a la clase.
Se pueden utilizar como medio de evaluación pidiendo a los alumnos su interpretación o utilizándolas para iniciar un debate.
El proceso de formación básica y post-graduada, estará acompañado de la modernización de los procesos de aprendizaje.
Los medios de enseñanza se renuevan constantemente como resultado de la modernización de las tecnologías, que aportan nuevas formas y métodos para trasmitir los conocimientos.
La utilización de los medios de enseñanza, y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en las Universidades, reviste en sí mismo una especial importancia que le permite a los docentes, asumir nuevas concepciones sobre cómo emplear, en el proceso docente educativo dichos medios.
La correcta utilización y selección de los medios de enseñanza y su relación con el resto de los componentes del proceso, es un factor fundamental, para el logro del encargo social, en la elevación de la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje, de la dirección de este por parte del profesor y por tanto en el aprovechamiento óptimo de los recursos que dispone.
BROW, B. (1981) Instrucción audiovisual. México, Trillas, 1981. 225 p.
LEFRANC, Robert. (1980) Las técnicas audiovisuales al servicio de la enseñanza. Buenos Aires, El Ateneo, 306 p.
